martes, 10 de mayo de 2011

Destruyendo enemigos.

Una de las razones por las cuales David nos dice en los Salmos que Jehová castigó a su pueblo, fue porque no destruyeron a los pueblos enemigos, y, al no hacerlo, aprendieron sus malas costumbres, sus ritos, sus religiones, sus pecados.

Dice David en el Salmo 106:32-36: "El pueblo irritó a Jehová... e hicieron revelar su espíritu... porque no destruyeron a los pueblos que Jehová les dijo; antes se mezclaron con las naciones, y aprendieron sus obras; y sirvieron a sus ídolos... LOS CUALES FUERON CAUSA DE SU RUINA". Así fue en lo material, el pueblo de Dios fue desterrado de Canaán, y fue cautivo por setenta años en Babilonia... así es en lo espiritual hoy en día. La persona que sigue a los ídolos que "sustituyen" a Dios (entiéndase imágenes, dinero, trabajo, personas, etc), nos hacen padecer el destierro y el cautiverio espiritual y material en nuestras vidas. Esto es lo que se conoce en términos espirituales como una "analogía" de lo material con lo espiritual.

No permitamos que nada sea producto de idolatría, y que esa idolatría nos separe de Dios. El debe ser el primero en todo y en todos, y eso nos permitirá tener una vida tranquila en medio de éste mundo loco, desamorado, desordenado, y corrupto en el que nos tocó vivir. Destruyamos todo lo que Dios considera un enemigo en nuestras vidas. Meditemos.

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