domingo, 18 de septiembre de 2011

¿Qué debo hacer para ser salvo?

Con motivo de que Pablo predicaba el evangelio de las Buenas Nuevas de Jesucristo y no la Ley de Moisés, razón por la cual muchos judíos practicantes se salían de las sinagogas para irse a iglesias en el hogar, Pablo es encarcelado en Filipos de Macedonia.

Estando preso, se pone a cantar himnos con Silas, y resulta que llegan unos ángeles enviados por Dios para liberarlos. Cuando los guardias miran semejante milagro piensan en suicidarse, pues de todos modos la ley romana los castigaría con la muerte por, supuestamente, no haber cumplido con su deber. Pablo le grita y le dice: "No te hagas daño" (Hechos 16:28). Entonces el carcelero platica con Pablo y le pregunta: ¿Qué debo hacer para ser salvo?. Y la respuesta de Pablo es simple: "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa" (verso 31). Aquí aprendemos dos lecciones al menos. La primera, la salvación del alma de una persona es simple, es sencilla, no es para nada complicada: "hay que creer en la persona que Jesucristo es y representa", no hay NADIE más que nos pueda salvar o llevar a la salvación. Sólo Jesucristo es el intercesor entre Dios y los hombres. Y, dos, tomemos en cuenta que ésta palabra, que ésta promesa de que: "serás salvo tú y tu casa"... fue dicha EXCLUSIVAMENTE al carcelero de Macedonia, NO a todos nosotros.

Cientos de veces hemos oído orar a muchos "presionando" a Dios con ésta promesa. NO FUE DICHA PARA TODOS, fue una promesa personal para el carcelero de Macedonia. Lo que podemos hacer por nuestra gente es pedirle a Dios misericordia por los que no lo conocen aún, pero NO podemos exigir como propia esa promesa. Meditemos.

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