viernes, 23 de septiembre de 2011

No todo el que está en la iglesia es de la iglesia.

¿Quién no ha escuchado la parábola de la cizaña? aquella parábola que asemeja el reino de los cielos a un campo que fue sembrado con buena semilla, pero, en el cual a escondidas el enemigo sembró mala semilla, la cual creció a la par de la buena y además, muy similar a ésta.

Cuando crecieron y se dieron cuenta de ésto, los siervos quisieron quitar la cizaña y dejar sólo la semilla buena, pero la orden fue: " ¡No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo... esperemos el tiempo de la cosecha!" (Mateo 13:24-29). ¿Por qué? Ah, el asunto es, para quienes no lo saben, que la hoja de la cizaña es muy pero muy parecida a la hoja del trigo. Entonces, es muy probable que se arranque la cizaña, pero quiera que no algo de trigo se hirá también al fuego. Hoy, en la iglesia hay muchos que caminan con la iglesia, que hasta son servidores en la iglesia, que hasta hacen grandes maravillas en la iglesia... pero lamentablemente para ellos NO SON PARTE DE LA IGLESIA. Jesús mismo lo dijo, porque no es nada nuevo bajo el sol. Vea cómo lo dijo: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos" (Mateo 7:21). Sí, es el mismo reino de los cielos del que estamos hablando, del que habló Jesús.

Pero hay un tiempo de cosecha, y ese es el momento para que se arranque la cizaña. Lo lamentable de esto, es que cuando llega ese tiempo: Todo es muy rápido y no hay casi que oportunidad de nada. El trigo va a un granero y la cizaña al fuego. Hoy es el día en que debemos procurar NO SER CIZAÑA. Meditemos.

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