sábado, 17 de abril de 2010

Quiero que sepáis hermanos.

Pablo, el gran Apóstol del evangelio, nos enseña, nos corrige, nos guía a través de todas sus epístolas hacia los caminos del Señor. Pero, hay una epístola en donde nos exhorta a vivir la vida con GOZO, y todos pensaríamos que fueron sus días más felices y agradables durante los cuales escribiera dicha exhortación.

Sin embargo, cuando estudiamos la epístola de los Filipenses, vemos que Pablo estaba en PRISION cuando nos escribe. Vea usted éste maravilloso texto: "Quiero que sepáis, hermanos, que lo que me ha sucedido, ha REDUNDADO más bien para el PROGRESO del evangelio, de tal manera que mis PRISIONES, se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás. Y la mayoría de los hermanos, cobrando ANIMO en el Señor con mis prisiones, se ATREVEN mucho más a hablar la palabra sin temor" (Filipenses 1:12-14). Somos muy dados a la autocompasión. ¿Cuántos de nosotros hubiéramos escrito como Pablo, estando prisioneros? Lo más seguro es que hubiéramos escrito algo que nos martirizara más, y algo que nos heroizara más delante de los hombres. Hubiéramos contado todo lo malo que nos estaba pasando INJUSTAMENTE, lo mal que nos trataban habiendo hecho sólo lo bueno, pero, ¿cuánto hubiera crecido el evangelio con quejas?.

Cada situación que viene a nuestras vidas, y que nosotros pensamos que nos es adversa o dolorosa, es una OPORTUNIDAD que Dios nos da de darle PROGRESO al evangelio que decimos promulgar, debiéra REDUNDAR en tocar a los hermanos a que no bajen el ANIMO, y sea mucho más PREDICADO el evangelio de Jesucristo. Meditemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario